viernes, 27 de febrero de 2009

A LA ORILLA DE LA CHIMENEA

Y si quieres también
puedo ser tu abogado y tu juez,
tu miedo y tu fe
tu noche y tu día.
Tu rencor, tu por qué, tu agonía…
o tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea…

NOELIA DIACO. 24 AÑOS. ESTUDIANTE. BUENOS AIRES. ARGENTINA.
Una vez se la regalé a una ex pareja, alguien a quien quise mucho, porque siento que la canción habla de la entrega absoluta de una persona a la otra, y era lo que sentí hacer en ese momento.

DANIEL CORTEZ RAYAS. 24 AÑOS . PSICOLOGO. MEXICO.
Es una canción que me ha acompañado a lo largo de mi historia sentimental y siempre me he quedado con las ganas de dedicársela a alguien que termine correspondiéndome. Es como un ave de mal agüero. Siempre que comienzo a cantarla es casi una garantía que las cosas saldrán mal. Pero no dejo de sentir una suerte de alivio perverso al cantar, a voz en cuello, "toma mi dirección cuando te hartes de amores baratos".

ALEJANDRO CORDOBA. 27 AÑOS. ESTUDIANTE Y EMPLEADO. ROSARIO. ARGENTINA.
http://www.revolucioncompartida.blogspot.com/
"Puedo ponerme humilde y decir
que no soy el mejor, que me falta valor
para atarte a mi cama"
Varias veces le di mi voz y distintos oídos a esa frase. Por aquel tiempo, cuando cursaba la secundaria, sabía que las palabras de Sabina, de Silvio y otras tantas de Mario Benedetti servían para cambiar el tono de una conversación de dos.
Entonces tenía 16 (hoy 27) y me gustaba ver el efecto -experimentar el efecto- de hacerme poeta para tratar de enamorar aunque sea brevemente. Todavía no existía la palabra "chamuyo". A lo mejor todos éramos más inocentes y por eso cada vez que me decidía a hablar mirándoles fijamente a los ojos, yo nunca usaba esas palabras sin sentirlas con un alto grado de intensidad inevitable. Fueron varias interlocutoras las que pasaron por mis pruebas, muchas sólo rieron y no me creyeron demasiado... pero otras sí lo hicieron. Al ritmo de aquellas poesías y de esos sentimientos enormes pero siempre fugaces no sólo éramos jóvenes sino que también sentíamos que realmente girábamos el mundo. Y que siempre valía la pena hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario